¿Qué está haciendo para proteger su intestino de los antibióticos?

  • Antibióticos y otros medicamentos

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Los antibióticos se han convertido en un elemento necesario en nuestra vida, ya que los humanos navegamos entornos en los que confluyen poblaciones de bacterias benéficas y nocivas. Cuando alguna bacteria nociva logra ingresar al cuerpo, los antibióticos se usan para la enorme labor de combatirla. En el proceso, los antibióticos pueden afectar la función del sistema inmunológico en el intestino, su capacidad de resistir infecciones y, en general, el correcto funcionamiento del proceso metabólico (asimilación de nutrientes, avance del proceso de la digestión, absorción y peristalsis). (1) (2)

El dolor abdominal y los problemas digestivos son algunos de los efectos más frecuentes tras tomar antibióticos. Estos problemas incluyen la diarrea, las náuseas, los calambres o espasmos, y el exceso de gases; algunos casos pueden tornarse más graves y llevar a un estado de disbiosis, un estado en el que se altera la flora intestinal normal.

En la raíz de estos inconvenientes puede encontrarse una alteración de la flora intestinal (microbiota), que puede verse disminuida en cuanto a efectos protectores asociados a los microorganismos comensales, favoreciendo a los agentes patógenos (que nos causan daño). Los probióticos son el mejor aliado para mantener el balance en este sentido. La protección es mejor que la cura; cuando estos síntomas nos ponen en riesgo de episodios de trastornos intestinales, se requiere tomar medidas para mantenerse un paso adelante y evitarlos. (2) (3) (4)

Echemos un vistazo a algunos de los síntomas usualmente asociados a los tratamientos con antibióticos

Diarrea o estreñimiento

Cuando las concentraciones de la flora intestinal (microbiota) saludable se ven afectadas por la terapia con antibióticos, es normal que el intestino se torne más permeable o, por el contrario, se detenga. Aunque ambas condiciones pueden ser dolorosas, son fácilmente manejables. (5) (6)

Calambres e hinchazón

Otro síntoma asociado al déficit de colonias de la flora intestinal (microbiota) consiste en el dolor y la inflamación en el abdomen. Es posible evitar la aparición de estos síntomas, adhiriéndose estrictamente a la dosificación y el horario indicados para la toma de los antibióticos. (4) (5) 

Náuseas

Cuando los medicamentos han erradicado las poblaciones de bacterias, es común experimentar náuseas como efecto secundario. Las náuseas pueden acompañarse de uno o más de los síntomas mencionados anteriormente. (8)

Revisemos qué alimentos deberíamos consumir o evitar durante el tratamiento con antibióticos

Qué alimentos preferir

Durante la terapia con antibióticos, es aconsejable mantener una dieta rica en fibra, vitaminas y antioxidantes, y especialmente ricos en vitamina B, C y K, abundante en frutas y vegetales. Siempre es recomendable usar también un probiótico con resistencia comprobada a los antibióticos.  A continuación, le explicamos lo que debe saber: (7) (8)

Fibra

El arroz es un alimento simple y de rápida digestión; contiene carbohidratos complejos que reponen nuestra energía y son digeridos sin causar molestias en el estómago, de manera similar a la fibra. En el intestino, el arroz también ayuda a prevenir episodios de «disentería (diarrea) por antibióticos».  El yogur (preferiblemente desnatado) puede ayudar a la digestión, gracias a su contenido de enzimas. Se trata de un alimento probiótico, rico en microorganismos restauradores de la flora intestinal (microbiota). (7)

Vitaminas

Las patatas, las zanahorias, el hinojo (al vapor) y otros alimentos como granos, moras, plátano y el yogur ayudan a preservar las vitaminas y los minerales, algo que siempre resulta útil contra la alteración intestinal asociada a los medicamentos como los antibióticos. (7) (8)

Antioxidantes

Los espárragos y el té verde son ricos en vitamina K. Las bananas contrarrestan eficazmente el ácido estomacal y tienen un efecto astringente en el intestino, que resulta útil cuando los antibióticos provocan episodios agudos de diarrea. Además, las bananas tienen características que las hacen un suplemento natural: son ricas en potasio y en múltiples vitaminas y minerales. (7) (9) (10)

Qué alimentos evitar

En muchos casos, pueden ocurrir interferencias entre los antibióticos y algunos alimentos. Para evitar la gastritis, la acidez y la disentería, es aconsejable evitar aquellos alimentos que tienen un efecto irritante en la pared estomacal y en el intestino. Exploremos cuáles alimentos debemos evitar:(7) (8)

Los productos lácteos, incluyendo cualquier tipo de queso. La fermentación de los lácteos en el intestino puede causar disentería / diarrea y retrasar la digestión. La excepción en este caso es el yogur desnatado pues, de hecho, contiene agentes probióticos que resultan útiles en el intestino. (11)

La toronja y el zumo de toronja también deben evitarse, pues pueden causar interferencia en la correcta absorción del antibiótico; esto significa que impiden que el cuerpo descomponga y absorba el medicamento adecuadamente, volviéndolo menos efectivo. (7) (11)

Evite el chocolate, el café, las bebidas alcohólicas y las bebidas carbonatadas. (7) (8) (12)

Alimentos ricos en calcio y en hierro, como los lácteos, las nueces y la comida de mar. (7) (8) (13)

Los probióticos pueden ayudar a proteger el intestino de los antibióticos (7)

Incorporar un probiótico en la rutina durante el tratamiento con antibióticos le pone un paso adelante en la prevención de trastornos intestinales causados por la alteración en la microbiota. Al hacerlo, está protegido incluso en los días posteriores al final del ciclo de tratamiento.

Las características del probiótico deben ser fieles a las que incluye la definición de «probiótico» de acuerdo con la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial para la Salud (OMS). Esta definición puede citarse tal como se indica: «Los probióticos son microorganismos vivos y vitales con capacidades comprobadas de ejercer efectos benéficos en el cuerpo, cuando se ingieren en concentraciones apropiadas.» La función de los probióticos es preservar el balance de la flora intestinal (microbiota), evitando que las bacterias «malas» ganen ventaja.(14)

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